Trigo:¿Otro "yuyo" malo?

Lamentablemente a medida que transcurre el tiempo y viendo lo que pasa con el trigo, noble cultivo de otrora, no nos queda más que parafrasear a la señora Presidente. Esto fue cuando definió a la soja como un yuyo. Pero en este caso el cereal además de pasar a ser un yuyo es malo y detestable.
Y esta arriesgada definición esta basada en varios considerandos. El principal es que parece que en nuestro país todas las medidas que se toman son inversamente proporcionales a los objetivos buscados. Cuando el gobierno se jactó de que las decisiones tomadas en materia de política agropecuaria buscaba hacer cambiar la decisión de los productores de sembrar tanta soja, intentando que cultiven más maíz y más trigo, vemos que exactamente generó un hecho inverso al buscado.
Con las últimas medidas implementadas obligaron a los productores argentinos a tomar la decisión de hacer menos trigo y más de la desprestigiada oleaginosa. El primer gran error fue cerrar las exportaciones del cereal, con el argumento avieso de que gracias a esta medida, el país gozaría de tener mucho trigo para el consumo interno, con valores aceptables para que no suban los precios de la harina y el pan. Situación que no ocurrió.
Al no permitir exportar o al disminuir a tan solo 45 días el plazo existente entre el momento de la declaración de exportación y el embarque, destruyeron la posibilidad de que algún productor piense en cultivar igual o mayor área con trigo para la cosecha 2009, porque tiene la garantía de que el precio que puede llegar a obtener en cosecha nunca será ni cercano a los equivalentes a los valores internacionales.
Es notable como ha cambiado la forma de trabajo de los productores nacionales. En la década del 80, los chacareros siempre sembraban. No importaba las decisiones erróneas de los gobernantes, los costos, la falta de financiación, el hombre de campo siempre sembraba, y en algunos casos aumentaban el área a cultivar. Pero ahora esto cambió.
Hoy los productores son verdaderos empresarios con mucha profesionalidad. Por eso, al trigo le pusieron poca plata. Esto se nota por los trabajos culturales y por el poco fertilizante que se ha utilizado en el ciclo actual. “Voy a invertir lo necesario para cosechar un trigo que me salve los gastos y tener plata a fin de año…” decía con desazón un productor del sur bonaerense.
Siempre al trigo se le dijo que es “carne de perro”, que crece en todos lados, que tirás la semilla y nace. Pero esta vez, estos axiomas quedaron perimidos, por la actualidad productiva internacional.
El trigo seguirá siendo un cereal político, el alimento básico de cualquier pueblo del mundo, el sinónimo de paliativo del hambre, un verdadero NOBLE CEREAL.
Esto en cualquier parte del mundo, salvo en la Argentina. Con todas las medidas tomadas se sigue castigando a los productores trigueros quienes no le queda otra que sembrar menos del cereal y mucho más de las semillas oleaginosas.
Lamentable situación. Pero recordemos que el dicho popular dice: “Hierba mala nunca muere”. Esperemos que sea el caso del trigo.

Alejandro Ramírez
Analista Agropecuario
Fuente: SEPRIN.com